Cuando me siento enfadada y desesperada por todo, la música es la única forma de calmarme por dentro. (Therese Joliffe)

El término “autismo” proviene  de la palabra griega “eaftismos”, que significa “encerrado en uno mismo”.

El autismo se incluye dentro de los Trastornos Generalizados del Desarrollo (TGD) junto con otros como el de Asperger y el de Rett.

Los rasgos y características de las personas con TEA les hacen especialmente sensibles a la música, lo que nos permite trabajar áreas especialmente afectadas por este trastorno.

 

 

Los objetivos terapéuticos de intervención los podemos clasificar en cuatro grandes áreas:

Área físico motriz

 

  • Estimular el movimiento.
  • Favorecer la motricidad gruesa y fina.
  • Disminuir movimientos estereotipados y repetitivos.
  • Facilitar el autocontrol motor. Potenciar la relajación.
  • Desarrollar la consciencia corporal.

Área cognitiva

 

  • Mejorar los niveles de atención y capacidad de escucha.
  • Estimular la memoria.
  • Promover el lenguaje verbal y/o musical.
  • Propiciar nuevos aprendizajes.
  • Fomentar el simbolismo.

Área conductual

 

  • Evitar la autolesión y conductas agresivas.
  • Flexibilizar conductas disruptivas y obsesivas.
  • Mejorar la adaptación al contexto.
  • Promover la tolerancia hacia lo nuevo o lo desconocido.
  • Respetar los turnos de intervención.

Área socioemocional

 

  • Estimular la interacción social y comunicación.
  • Propiciar la creatividad.
  • Aumentar la seguridad y autoestima, propiciando la tolerancia a la frustración.
  • Facilitar la expresión de las emociones y sentimientos.
  • Reducir la ansiedad.

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